Aquellos soles arden
Cuando me asomé por primera vez a tus ojos/ observe dos soles apagados/ los labios-pedernal rígidos y tensos/ la heladez palpitante bajo tu pecho/ pero la vida se enciende con un beso...
Y ahora aquellos soles arden/ y los pétreos labios son pulpa de mango/ te cobijo en la calidez de mis brazos/ y en el ósculo nos volvemos infinito.
Bien!
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