Has nacido en mi lengua, habitas mis sueños, destello lunar infinito, que muerde mis noches inconclusas, noches de fiebre fría, como el beso, penumbra de soles, reflejo de labios muertos. Te siento tan lejos... la ira se estira, te tira del cielo, esfuma tu nube y comes pedazos de viento. Te siento tan lejos... como impulso de luz que perfora el espacio y no encuentra regreso. Que estalle la injuria; revuelca tus olas en mi pecho, haz resonar tu cabello de látigo en la pulpa de mi mente y muerde desquiciada cada mirada que te clavo. Lo sé. Con mi letra desgarro, vacío tu vientre, más tarde te embarazo con la ilusión de mil palabras: corazón hiriente.
A veces, como hoy, indago en las profundidades de mi alma, un mar con necrosis y aguas amargas que turban mis ojos. El asunto es sencillo: floto o me hundo. El trabajo, el dinero, el futuro... ¡Ba! Qué importan esas nimiedades cuando la desesperanza del amor voluble, sentimiento pasajero, viene y folla conmigo.
Las heridas de viejas batallas vuelven a escurrir el jugo rojizo de la vida, la armadura cede y se desmiembra. Con las piernas cae la cabeza.
La angustia de abrir los ojos sin abrirlos, de la miopía del dolor que no se ha dado cuenta que me tiene frente a frente. El estigma falso de existir, la ficticia sensación de un despertar letárgico se combinan con esta absurda idea del 'amor perfecto'.
¡Ja, ja, ja! Se justifica la hilaridad pues, en la sordidez de la pareja unida, siempre habemos entes multipolares que nos enamoramos de nuestra propia esquizofrenia.
Soy un licántropo adormecido, de tacto entumido, estropeado por el percutir de los teclados de la esclavitud lasciva. Tus ojos son dos fosos de esperanzas falsas, de fantasmas reales que juegan con mis sueños. Tu piel es la materia de mis fantasías perdidizas, piel suave y blanca como tajo de guanábana molida. El encanto de lo irreal me invita a la cama, me llama desde el lejano inconsciente que se desvela para proclamar su triunfo sobre la vida y descienden las libélulas. Cada roja mañana es lo mismo: ponerme los grilletes, avanzar a ciegas sobre un camino sabido de memoria, caminar y no desviarse. Hay que desafiar las leyes, ser un réprobo intencionado y asesinar las ideas del orden porque, finalmente, yo no las escribí.
Algunas veces buscamos fe, inspiración, un momento de fuga que nos eleve, que nos separe incontables instantes de la monotonía de la vida. Es entonces, en este frenesí desatinado, cuando nos olvidamos de las cosas esenciales, como sonreír, como saludar, hacernos ligeros los días pesados.
Somos perfectos torturadores, nos autoflagelamos y demasiado tarde nos percatamos que lo único que necesitábamos era vivir.
Para Nico el apellido Marley tiene dos vertientes, por una parte es el nieto de la leyenda del reggae Bob Marley, por la otra es hijo de la ex estrella de los Hurricanes de la Universidad de Miami, Rohan Marley. Lo único que él desea es continuar con el legado de éxito de la familia.
Nico Marley, linebacker titular de Tulane y nieto de Bob Marley
Nico Marley jugó su primera temporada en la NCAA el año pasado, como linebacker del Green Wave de la Universidad de Tulane. Su desempeño fue destacado, ya que jugó los 13 partidos de la campaña, 12 de ellos como titular, consiguió 67 tackleos, dos capturas de quarterback, provocó un fumble, recuperó dos y logró una intercepción que regresó 30 yardas.
Nico posa en un mural de su abuelo
El nieto de Bob Marley sorprendió y fue nombrado Novato del Año 2013 de la Conferencia USA, reconocimiento que compartió con Corey Tindal, de la Universidad de Marshall. Es la primera vez, desde 1999, que se comparte esta designación. Nico es el segundo jugador en la historia de Tulane que ganó este nombramiento, el primero fue el corredor Mewelde Moore en 2000, quien posteriormente ganó el Super XLIII con los Steelers de Pittsburgh y se retiró en 2012 con los Colts de Indianapolis.
Rohan Marley, el hijo menor de Bob y padre de Nico, era uno de los defensivos más agresivos de los Hurricanes, con quienes jugó de 1992 a 1994. En 27 partidos logró 193 tackleos, tres capturas de quarterback, provocó un fumble, defendió 11 pases e interceptó uno. En 1993 fue el líder de tacleos de los Hurricanes con 95, eso a pesar de que lo consideraban muy bajo de estatura (1.72 metros) para la posición. No llegó a la NFL, pero jugó profesional en la Canadian Football League (CFL) con los Rough Riders de Ottawa. Rohan piensa que su hijo es mucho mejor que él.
"En verdad Nico es muy impresionante. Cuando lo veo, me veo reflejado en él, pero como un mejor jugador. Juega como cuando yo lo hacía en la universidad. Está en todos lados del campo", dijo Rohan Marley para el Miami Herald. "Recuerdo cuando Nico era un pequeño niño en Jamaica y yo todavía entrenaba en la CFL. Llevaba a mi hijo a la playa, él tenía dos años de edad. Yo corría a toda velocidad sobre la arena y él sujetaba mi mano y no se separaba de mi. Fue allí que supe que mi hijo era un chico rudo".
Pero Nico también tuvo que enfrentar la misma discriminación con la que rivalizó su padre, porque con 1.70 m de estatura y 82.5 kg de peso, lo consideran muy pequeño para ser linebacker. No recibió becas para jugar en alguna universidad de División I en Florida, pero en Tulane lo consideraron como un gran prospecto, sobre todo por su velocidad.
Nico concluyó los tres años de preparatoria en Cypress Bay como titular y fue el líder tackleador en cada una de las tres campañas, a pesar de ser uno de los jugadores más pequeños de la unidad defensiva. Ahora, sus metas son más altas, desea ser una estrella colegial en la NCAA y posteriormente tener la oportunidad de llegar a la NFL y continuar con el legado de los Marley.
Cuando me asomé por primera vez a tus ojos/ observe dos soles apagados/ los labios-pedernal rígidos y tensos/ la heladez palpitante bajo tu pecho/ pero la vida se enciende con un beso... Y ahora aquellos soles arden/ y los pétreos labios son pulpa de mango/ te cobijo en la calidez de mis brazos/ y en el ósculo nos volvemos infinito.
Nico Marley, linebacker titular de Tulane y nieto de Bob Marley
